Fecha: 01/06/2020

1 de junio Día del Sociólogo- Entrevista a la Mg. Romina Andrea Cordero

 

 “El oficio del sociólogo es un habitus, una disposición, una forma de obrar, de pensar y sentir”

 

La Licenciatura en Sociología en la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE), surge como oferta académica a mediados de los años ´80. En el Día del Sociólogo/a, compartimos la entrevista realizada a la Mg. Romina Andrea Cordero, quien se desempeña como coordinadora de la Licenciatura en Sociología en la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud. Ella es licenciada Sociología, Mgs. en Ciencias Sociales, doctoranda en Humanidades (UNT), docente e investigadora de la Licenciatura en Sociología y de la Lic. en Trabajo Social, con lugar de trabajo en el Instituto de Lingüística, Folklore y Arqueología.

Cúal es la historia de la formación en Sociología en nuestra Casa de Estudios, qué define la profesión y qué desafíos encuentra en la actualidad, debido a los cambios generados por la pandemia, tanto en el dictado de la carrera como en el desempeño profesional. Múltiples interrogantes que la Mgs. Cordero responde abriendo camino a la comprensión y reflexión.

 

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- ¿Por qué se celebra el Día del Sociólogo/a en Argentina el 1 de junio?

Se conmemora el 1 de junio desde el año 2002, luego de que el Consejo de Profesionales en Sociología lo oficializara por resolución N° 55/2002, a través de la publicación en el Boletín Oficial de la República Argentina. El día se eligió para recordar la creación de la primer Cátedra de Sociología en Argentina, que fue dictada en 1898 por el Dr. Antonio Dellepiane en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

 

¿Cómo se construye el oficio del sociólogo/a en la actualidad?

Es una pregunta difícil de responder porque corremos el riesgo de ser demasiado simplistas. Creo que ante esta pregunta lo primero que todo aquel que hace sociología recuerda, es la obra de Bourdieu y Chamboredon El Oficio del Sociólogo, porque es en esa obra, donde comprendemos que el oficio del sociólogo es un habitus, una disposición, una forma de obrar, de pensar y sentir. Construir el oficio supone un ejercicio reflexivo –de socio-análisis- donde siempre se entrecruzará la procedencia social, las ideologías, las simpatías políticas, las creencias y los capitales previos de quien se aventura en esta ciencia, con aquello que ocurre hacia el interior de las instituciones formadoras de sociólogos y sociólogas.

 Considero que atender a lo que ocurre en las instituciones formadoras es central, es allí, en el intercambio con los sociólogos más avezados, con otros profesionales y con otros estudiantes donde se construye parte de eso que llamamos oficio. Y me parece importante decirlo, porque muchas veces a quienes nos dedicamos a las ciencias sociales nos preguntan sobre la utilidad de nuestra profesión. Y nuestros estudiantes de los primeros cursos, durante un largo tiempo –por más apasionante que la disciplina les parezca- se cuestionan sobre la utilidad de la carrera que eligieron. Eso también forma parte del proceso de formación y de la construcción del oficio.

Ayudarlos a comprender que tenemos una tarea más difícil que la pensar en cómo ser útiles, y es la de formamos para producir conocimiento. Es decir pensar ¿qué papel cumple la Sociología y la labor de los sociólogos para la vida de las comunidades, de la sociedad?

Y aquí estamos ante otro dilema, porque nuestros estudiantes, con mucha autoridad, suelen decirnos ¡pero si nosotros conocemos lo que pasa afuera! ¿O acaso llega a la carrera alguien que pueda asegurar no conocer la sociedad? Imaginarán lo que sucede cuando les decimos que el sociólogo, cuando hace investigación, produce otro tipo de conocimiento sobre lo social,  y que para eso es necesario que estemos dispuestos a desnaturalizar lo instituido, a problematizar las relaciones sociales de las que participamos, a pensar nuestra vida cotidiana a partir de nuevas categorías.

Es en el espacio de las aulas y fuera de ella donde el oficio se construye, en el intercambio que se produce en los seminarios, los congresos, las reuniones científicas, cuando nuestros estudiantes se incorporan a proyectos de investigación y pueden palpar y participar  de la artesanía de la investigación. Pero también cuando realizan intercambios y experiencias pre-profesionales en algunas instituciones públicas o privadas, cuando toman contacto con las ONGs, o se suman a los movimientos sociales, cuando militan, cuando se comprometen con diversas causas, cuando debaten con nosotros en las aulas, etc. Son variados los espacios de la formación, diría que cada posibilidad de intercambio es una posibilidad para entrenar la reflexividad, para agudizar la mirada sobre lo social, para aprehender el oficio, y para desarrollar eso que Mills llamó La imaginación sociológica.  

 

- ¿En el devenir histórico de la carrera, cuánto ha cambiado el plan de estudios y por qué?

Nuestra carrera cumplió 34 años en la Universidad Nacional, y tiene algunos más en la provincia si consideramos que surge en la década del 70 en la Universidad Católica. Como todo aquel que se dedique a la educación sabe, el currículum de una carrera, es un proyecto educativo que está atravesado por tradiciones disciplinarias, el trayecto personal de los formadores que lo hacen posible, y una visión institucional. Cada plan aspira a la formación de profesionales en determinados saberes y competencias. Pero también es un proyecto político y social porque existe una demanda social para la cual nuestros futuros profesionales deben estar preparados.

Puedo referirme al período que conozco, con algo más de profundidad, por estar al frente de la coordinación de la carrera, dado que esa responsabilidad me demanda otra mirada y atención sobre la formación que ofrece nuestra carrera.

Tenemos un plan que conserva desde 1986 una orientación para formar a científicos sociales, y esto se hace explícito al leer el nombre y contabilizar los espacios curriculares que están dedicados a formar en dos grandes áreas, la teórica y la metodológica. También conservamos lo que internamente llamamos orientaciones, aunque nuestro título de grado es Licenciado o Licenciada en Sociología, tenemos orientaciones: Rural, Urbana y de Educación. También sigue vigente la finalización de la carrera con la elaboración de un Trabajo Final de Grado o tesina, que es algo a destacar porque no es una condición que esté presente en todas las carreras de Sociología que existen en Argentina. Y en lo personal, considero que esto es un valor agregado de nuestra oferta académica, porque nuestros estudiantes pasan por la experiencia personal de tener que construir un objeto de estudio sociológico, planificar el proceso de la investigación y llevar adelante esa planificación que luego es evaluada por un tribunal en instancia escrita y oral.

Así como señalé algunos de los componentes del plan que todavía se conservan, te puedo decir que en estos años también se realizaron modificaciones parciales, que tienen que ver con la reorganización para el cursado de algunas materias, o la modificación del nombre de algún espacio curricular. Otras modificaciones se dieron hacia el interior de los programas, y esto responde a varias circunstancias, la primera es que nuestros docentes son investigadores y la mayoría se formó o se encuentra realizando su formación de posgrado, y esto es una condición de posibilidad para lo que llamamos la transferencia hacia las cátedras, que termina plasmada en los programas. Por otra parte algunos espacios fueron modificados parcialmente como resultado de un, importante, recambio generacional dentro de la planta docente. Y este es un proceso que seguimos transitando.

Lo que señalo no es algo fuera de lo que comúnmente ocurre en todo plan de estudios, ya que el curriculum no es un documento estanco, un proyecto finalizado. Tal es así, que la última  modificación del plan que se dio en el año 2018, en ese momento el título de pre-grado universitario cambió de Técnico en información Económica y Social a Técnico Universitario en Ciencias Sociales, y se anualizaron algunos espacios curriculares con el objetivo de reforzar la formación del/la profesional técnico y del/la investigador/a.

 

- ¿En el contexto de pandemia cómo avanza el dictado de clases?

Este momento de la Educación Superior es particular y creo que sin precedentes, me parece que todos, docentes, autoridades y estudiantes estamos haciendo camino y tratando de dar respuestas a medida que los temas se presentan. La carrera de Sociología como todas las carreras de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud tiene abiertas aulas virtuales y los docentes se encuentran realizando un acompañamiento pedagógico.

En este momento, no podemos dimensionar el impacto que tendrá el formato que tuvimos que adoptar para establecer una comunicación con los estudiantes, aunque sabemos que un porcentaje elevado de ellos no puede acceder plenamente al trabajo en la virtualidad. Y esto se da por múltiples motivos, que nosotros podemos analizar pensando en la desigualdad social, la brecha digital, aspectos relacionados con la dinámica y la vida intrafamiliar de cada uno, etc. Es algo que nos preocupa, y que nos tiene trabajando –al equipo de Gestión de la Facultad, a la coordinación de la carrera y la comisión curricular-  para pensar en otras estrategias que nos permitan un trabajo más inclusivo, así como un plan para desarrollar una vez que retornemos a las aulas tradicionales.

 

- ¿Qué proyectos se están pensando generar a futuro para la carrera en UNSE? 

Más que proyectos a futuro puedo hablar de lo que veníamos realizando, con el objetivo de complementar la formación de nuestros estudiantes, y responder a demandas e intereses. Desde la carrera se organizaron diferentes Seminarios de Posgrado sobre temas relacionados a la formación teórica y al uso de herramientas para la investigación, estos seminarios estuvieron abiertos a nuestros estudiantes del último año, permitiéndoles enriquecedores intercambios.

Tuvimos otros seminarios orientados al trabajo de intervención social –co-organizado con equipos de investigación que dirigen docentes de nuestra carrera- y este año se iba a desarrollar por segunda vez pero lo tuvimos que suspender. Pudimos consolidar el espacio de la Carrera en la Radio de la Universidad, ¿Sociología para qué?, que comenzó con una programación y conducción compartida, estudiantes y docentes, y hoy está a cargo de nuestros estudiantes. Son ellos quienes deciden y gestionan los temas que se abordan y le ponen su sello personal a la conducción. Desde hace tres años que realizamos intercambios e integramos la Red de Carreras de Sociología de Argentina y colaboramos en el auspicio de diversos eventos académicos, algunos de nuestros docentes han participado como moderadores de mesas, integraron comités académicos y se pusieron en contacto con otros equipos de investigación. Tuvimos la visita de varios sociólogos y fortalecimos la comunicación interinstitucional. Esta vinculación posibilitó nuestra participación en reuniones de coordinadores y directores de carrera de Sociología de Argentina, donde, entre otros temas, se abordó el desafío de formar para el ejercicio de la profesión por fuera del ámbito académico. El año pasado, con el apoyo de la Facultad y a través del Área de Posgrado organizamos el Programa de Posgrado "Métodos y técnicas para la investigación aplicada a la realidad socioeconómica regional” que fueron cuatro seminarios a cargo de docentes de diferentes provincias, esto fue un trabajo muy importante porque muchos de  nuestros egresados volvieron a la universidad para complementar la formación y se reencontraron con la carrera. 

 

- ¿Cuál es la situación laboral de los sociólogos/as en Argentina en la actualidad?

No tenemos un estudio que nos brinde una mirada sobre lo que ocurre con nuestros profesionales en cada provincia del país en la que se encuentran trabajando. Tampoco existe una base de datos consolidada que nos permita saber cuántos sociólogos  y sociólogas somos. Esto lo sé porque recuerdo que en alguna reunión de carreras donde estuvieron presentes representantes del Consejo Profesional de Sociología de Buenos Aires se planteó.

Lo que podemos decir sobre nuestros profesionales es que, desde hace más de 10 años y como resultado de las políticas estatales orientadas a fortalecer la formación de científicos sociales, muchos ingresaron al CONICET. Tenemos en Santiago del Estero una población importante de egresados que ingresaron a carrera de investigador, finalizaron su formación doctoral, se encuentran en proceso de finalización, o están ingresando como becarios. Otros, y conforme se abren las posibilidades de los concursos docentes, ingresaron a la docencia universitaria, en otros casos se insertaron en instituciones públicas y privadas donde integran equipos interdisciplinarios, trabajan desarrollando y adecuando instrumentos para la ejecución de políticas públicas, generan información que las instituciones utilizan para gestionar, se desempeñan como capacitadores, desarrollan docencia en el nivel medio y Terciario. Mucha gente se sorprendería de saber cuántos sociólogos están trabajando en las instituciones, o vinculados a las comunidades a través de ONGs o por trabajo barrial, entre otros.

Aún así tenemos como desafío, algo que compartimos –en mayor o menor medida- con el resto de las carreras del país, y es comunicar con mayor claridad ¿Para qué están formados nuestros profesionales? Porque es una realidad que la mayoría de ellos ha recorrido un largo camino para ser reconocidos y poder insertarse en sus ámbitos de trabajo. Creo que como carrera el desafío es trabajar para que todos nuestros estudiantes realicen una experiencia pre-profesional, que además genera una primera vinculación, antes de finalizar su formación; así como también el de planificar acciones que promuevan un trabajo colaborativo con el Colegio de Sociólogos de Santiago del Estero.

 

 

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