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07/05/2020

 

Más allá de un nuevo aniversario de la UNSE: porqué Santiago es madre de universidades en el país

 

La noticia la escucharon por primera vez, extraoficialmente, en el patio del edificio del Bachillerato Humanista. Hacía dos años se dictaban en aquel colegio secundario, dependiente de la orden mercedaria, las cuatro carreras de ingeniería de la Universidad Católica de Santiago del Estero. Era el 10 de mayo de 1973 y el director de aquella novel facultad de gestión privada, el matemático Rosario Russo, reunió a los profesores que estaban dando clase en ese momento y les contó la novedad: en Buenos Aires acababa de firmarse el decreto para la creación de una universidad pública en Santiago. En 2020, el único testigo sobreviviente de aquella improvisada reunión en el patio es el ingeniero Guillermo Sanmarco. En aquel momento, a sus 26 años, acababa de recibir el diploma de ingeniero civil en la Universidad Nacional de Córdoba y daba clases en el primer año de Ingeniería en Agrimensura en Santiago. Casi medio siglo después, a Sanmarco lo invitaron a dar un discurso sobre los orígenes de la universidad para el acto del aniversario en 2018. Además de rememorar aquellos días, el ingeniero improvisó dotes de archivero e historiador y volvió a revisar antiguos documentos que fueron la punta de un ovillo que dio inicio a una investigación que duró dos años. Ahora, a  punto de concluir, podría cambiar lo que sabemos sobre los verdaderos orígenes de la educación superior en Santiago y en todo el país.

La noticia de la creación de la Universidad Nacional de Santiago del Estero cayó en un mes de tensiones y esperanzas. Mayo del 73 era un mes agitado. Todavía gobernaban los militares pero estaba previsto que el viernes 25 asumiera Héctor Cámpora, que había ganado las elecciones en marzo. En Santiago se vivirían aún seis meses de incertidumbre porque las elecciones a gobernador habían dado lugar a una segunda vuelta que se disputaría recién en septiembre, entre Carlos Juárez y Francisco López Bustos. Después de siete años de dictadura militar y proscripción política, se revivía un momento democrático y de grandes expectativas por las futuras transformaciones. La creación de una universidad pública abría enormes posibilidades en ese contexto.

En Santiago ya funcionaba, desde 1959, la Facultad de Ingeniería Forestal, avalada por la Universidad Nacional de Córdoba. La Universidad Católica de Santiago del Estero funcionó con el aval de la Universidad Católica de Santa Fe. Aquellos primeros intentos de universidad en Santiago fueron dando lugar a un nuevo sujeto social que apareció en la provincia y cobró fuerza en la década del 60: los estudiantes universitarios. Las agrupaciones empezaron a organizarse y articular esfuerzos para reclamar una universidad nacional pública en la provincia, con carreras que se vincularan a la realidad local. Al poco tiempo las demandas se materializaron en marchas, movilizaciones y tomas de las facultades existentes.

Para que el gobierno aceptara crear una Universidad Nacional confluyeron la movilización estudiantil y la creación de una comisión pro universidad, formada por docentes y profesionales, que se reunían en la Biblioteca Sarmiento y el Club Sirio Libanés. La noticia que dio Rosario Russo aquel 10 de mayo en el patio del Bachillerato fue la confirmación de un viejo anhelo.

Al día siguiente, Russo consiguió la copia del decreto y convocó a un grupo de alrededor de treinta profesores que se reunieron en el salón de actos del edificio. En su discurso de 2018, Guillermo Sanmarco recordó que ese día  les informaron que iban a ser parte de la nueva estructura, que se construiría sobre la base de las carreras que había en ese momento en Santiago del Estero. La Facultad de Ingeniería, que tenía poco menos de cien alumnos y dictaba las carreras de agrimensura, y las ingenierías vial, hidráulica y electromecánica, pasaría a la nueva Universidad Nacional. También lo harían las carreras de ingeniería forestal, que se dictaba en la Casa del Maestro, y la Escuela de Agricultura que estaba en el Zanjón. El decreto establecía también la extensión de los terrenos que serían destinados a la universidad y la habilitaba a crear y gestionar escuelas y museos.

Sanmarco recordó en su discurso del aniversario aquellas reuniones en el Bachillerato pero también recuperó lo que, hasta entonces, muchos consideraban apenas una anécdota de la historia oficial: que en 1611 por orden del rey Felipe III, se fundó el Colegio Seminario en la ciudad Santiago del Estero, bajo la dirección de la Compañía de Jesús, y que desapareció cuando los jesuitas abandonaron la ciudad 1634. Sin embargo, había allí una historia oculta que junto a un equipo de investigadores comenzaron a indagar durante los próximos dos años, y que está a punto de hacerse pública.

 

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Campana del Seminario que actualmente se encuentra en el CCB Santiago del Estero.

 

Hallazgos

“Lo que decimos es que Santiago del Estero no sólo es madre de ciudades, es madre de la educación superior. Madre de cultura, madre de la educación – cuenta el ingeniero Sanmarco desde su casa esta semana previa al 47 aniversario de la UNSE – después de dos años de investigación el libro que estamos por publicar va a causar bastante sensación porque las distintas universidades del país surgen de lo que fue la educación superior en Santiago del Estero”.

El equipo que llevó adelante la investigación, radicado en la Facultad de Ciencias Exactas, está dirigido por el ingeniero Guillermo Sanmarco, y lo integran el ingeniero José María Sanmarco, el historiador Antonio Castiglione y el propio rector de la Unse, Héctor Paz. Juntos realizaron un trabajo de rastreo de documentos en del Archivo de Indias de Sevilla, de la Real Audiencia de Charcas, y del Obispado de Córdoba, donde están los primeros documentos de Santiago del Estero.

Puede seguirse rápidamente el hilo de la historia oficial, con la que ahora intenta discutir este proyecto. El Concilio de Trento,  que se organizó a mediados del siglo XVI como respuesta a la Reforma Protestante, buscó consolidar la doctrina católica y disciplinar a sus miembros en un momento en que la iglesia amenazaba con dividirse. Allí se decidió que en las ciudades donde hubiera obispado debían montarse universidades que fueran nodos de los saberes y la doctrina católica. La decisión alcanzaba también a los territorios ultramarinos. Entonces surgieron en América las universidades de Charcas (1552), Santo Domingo (1538), Lima (1551) y México (1591). Para seguir la expansión de la educación superior hacia el sur, el confín más lejano era el obispado que se encontraba en la ciudad de Santiago del Estero. Allí llegaron los jesuitas y fundaron en 1611 el Colegio Seminario, que funcionó veintitrés años hasta que los jesuitas abandonaron la ciudad.

Hasta allí la historia más ampliamente difundida. Sin embargo, Antonio  Castiglione asegura que en los documentos que han estudiado encontraron una historia que demoró cuatrocientos años en ser contada.

“En los documentos hemos detectado claras maniobras políticas tendientes a poner trabas al funcionamiento de nuestro seminario santiagueño, con el objeto de conseguir su cierre – cuenta hoy el historiador – por ejemplo, las retenciones indebidas de las cajas reales de Córdoba y Charcas, impidiéndosele percibir los subsidios otorgados  para su funcionamiento, originados en intereses tendientes a que se lo cerrara. Destacamos  informes incorrectos dirigidos al Rey, Virrey y Consejo de Indias acerca de Santiago del Estero, de su Catedral y del Seminario. Hasta  de sacerdotes que se desviaban el dinero del Seminario. Algún cura que vivía en concubinato en la sede del Seminario mismo, con su mujer e hijos. Y de gobernadores corruptos.  Informes de la supuesta pobreza de nuestra ciudad, de la amenaza de desaparecer por inundaciones provocadas por el río Dulce, por ataques de indios”.

Los curas decidieron cerrar el Seminario y trasladarse a Córdoba. Allí funcionaba la universidad, fundada en 1613. Pero hay un notable hallazgo de la relación de esta casa de estudios con nuestra provincia, cuando los primeros estudiantes empezaron a graduarse. “Nos encontramos con que los graduados de Córdoba tenían que venir a Santiago, o donde el obispo de Santiago se encontrara dentro de nuestra región, para recibir su diploma. Todos los primeros títulos de la Universidad de Córdoba se entregaron en el obispado de Santiago del Estero”. Esto fue así hasta 1690, cuando se hizo el traslado efectivo del obispado a la ciudad vecina.

La creación de la Unse en 1973 y su puesta en funcionamiento es un eslabón de la educación superior en Santiago que se encadena con aquellas primeras instituciones en 1611. Sanmarco asegura que aclarar estos orígenes históricos implica “no sólo un reconocimiento en la parte moral y simbólica, sino también una reparación económica”.

Cuando comenzó la cuarentena, los investigadores habían terminado el informe del proyecto de investigación para presentar a la Secretaría de Ciencia y Técnica, y habían mandado a imprenta el libro de casi 400 páginas con esta historia, que muy pronto verá la luz.

 

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Seminario, Real Cédula del 25-07-1609, 1ra. pág. (Altamira, pag. 30).jpg

En estas imáganes compartimos la página 1 de la Real Cédula de 1609, el documento más antiguo que existe. También la página 1 de las reglas que debían observar los seminaristas.

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