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El decano de nuestra Facultad, Ing. Pedro Juvenal Basualdo, estuvo a cargo del discurso académico de la 107° Colación de Grado UNSE. aquí lo compartimos:

Buenos días, sean todos bienvenidos.

En representación del  Sr. Rector de la Universidad  Nacional de Santiago del Estero, Ing. Héctor Paz; de la Sra Vicerrectora, Lic. Marcela Juárez; de mis colegas decanos, de las autoridades de la Universidad y de la Facultades, de los docentes, investigadores, alumnos y nodocentes, de nuestra comunidad educativa     les queremos manifestar nuestra alegría y expresar una cálida bienvenida, a los invitados especiales, autoridades de instituciones amigas, abuelos, padres, novios, esposos, hijos, amigos en fin, a las familias y amigos de los y las egresadas  que vinieron a compartir este centésimo séptimo acto académico de colación de grados. Como a todo aquel que se haya sentido motivado a presenciar esta Colación de Grado, deseamos que sepan que son también especialmente bienvenidos   a nuestra comunidad universitaria.

Hoy estamos reunidos para hacer entrega a una parte de nuestros queridos estudiantes, del diploma que los habilita como profesionales con un título universitario; a quienes al final de este acto invitaremos al proscenio, como le gusta decir al Sr. Rector, para recibir un aplauso que marcará el final de su carrera de Grado o Tecnicatura Universitaria.

Significativo hecho que, temporalmente sólo es una pequeñísima porción de tiempo en la vida de los homenajeados hoy, tiene sin embargo sentidos importantes y quizás, y sin quizás también, me sería imposible enumerarlos a todos, por lo que tomaré algunos aspectos solamente para tratar de reflexionar juntos, en particular con ustedes alumnos convertidos hoy en egresados de ésta, nuestra Casa, que es también Casa de todos ustedes.

En primer lugar, quisiera invitarlos a hacer una mirada hacia atrás en el tiempo, algo así como pasar la película de su vida hasta hoy, es una buena práctica para después, mirar hacia adelante. Si lo hacen reconocerán a muchas personas que desde distintos lugares ayudaron a que ustedes estén hoy aquí.

Sus padres, sus abuelos, sus hermanos, sus amigos, sus maestros y sus profesores de la Secundaria, sus compañeros de carrera universitaria, sus afectos, sus novios o novias, algunos de ustedes seguramente tienen a sus hijos entre el público.

A quienes ustedes, al menos les quitaron una parte del tiempo que podrían dedicarle a otra cosa, aportando un consejo, una palabra de aliento, una mirada, una ayuda, una caricia, el préstamo de algún apunte. Recuerdo que, siendo estudiante universitario, tenía una tía que nos traía pancitos recién sacados del horno y la merienda, además de prestarnos su casa para estudiar con mi grupo de compañeros. Como ella y tantas otras tías, se trata de personas que nos y les aportaron esa pequeña luz positiva que los ayudó a seguir adelante.

Evoquemos también a sus profesores universitarios, a los ayudantes alumnos, a los tutores pares si los tuvieron. Respecto a ellos, incluso pueden tener algún mal recuerdo que les genera “bronca” entre comillas, a ellos también al menos hay que agradecerles el haber “estado ahí”, para permitirles avanzar y de paso se sacan la mochila de aquella bronca. 

Estoy seguro de que también tuvieron docentes de los otros, aquellos que iluminan el camino y apoyan sin condiciones. Permítanme mencionar un hecho que, aun siendo triste para mí y para muchos, confirma lo que estoy diciendo. Estábamos despidiendo en el cementerio a un profesor relativamente joven que falleció inesperadamente, y cuando nos retirábamos me encuentro con un alumno de la Facultad, hoy excelente profesional.  Me acerqué a él porque lo vi con los ojos vidriosos y pensé en darle una palabra de aliento, ya empezábamos a cultivar una amistad que aún mantenemos.  Lo abrazo y me dice esto: “el Inge no fue mi profesor, pero fue quien al verme con cara de desilusión porque no podía superar una asignatura por un conflicto con otro profesor, se acercó, se sentó al lado de mí, en un banco de los pasillos, me escuchó renegar, lentamente me consoló y me calmó, se tomó al menos una hora para charlar conmigo; pude volver con ánimo nuevo ese día y por eso, sentí la necesidad de despedirlo en este momento”. 

Seguramente, ustedes también en algún momento se encontraron con profesores como aquel ingeniero, profesores que nunca se subieron a un pedestal para mirar a sus alumnos, simplemente porque nunca les interesó mirar a nadie desde arriba.

Piensen también en Nodocentes, tanto a los profesionales, que se ocupan de tareas de su profesión universitaria  y realizan  tareas administrativas, judiciales, de ingeniería y arquitectura, etc., a los que los inscribían, los que prestaban los libros, los que limpiaban las aulas y los baños, los que cortaban el pasto o tenían la desagradable y pesada tarea de dejar todo bien, después del exceso en algún festejo, hoy ellos mismos están en un proceso de profesionalización, para servir mejor a la Universidad, que muchos terminaron ya, y son Técnicos o Licenciados en Gestión Universitaria.

Recuerden siempre a los que con sus aportes mantienen una Universidad Pública, Gratuita e Inclusiva. ¿Quiénes son ellos?, cada persona que compra un alimento, una bicicleta, el pan y la leche o cualquier cosa, contribuyendo desde lo mínimo, para que ustedes y nosotros estemos hoy aquí.

Por lo tanto, y ahora me traslado temporalmente, volviendo al presente y superando este instante en el tiempo que es nuestro acto; ustedes, queridos egresados, ahora simplemente “háganse cargo de lo que viene”.  En estos tiempos de  incertidumbre y  crisis complejísima, de cambios permanentes, en donde el punto más alto de hoy es sólo el punto de partida del mañana, asuman que son la punta del ovillo para la sociedad, la gente, como dijo Mario Benedetti, sus vecinos, para el que les sirve un café, para el que no tiene idea de lo que es la inteligencia artificial o que arrastra problemas de salud, esperando de ustedes que sean capaces de dar respuestas o solucionar sus problemas, o  mejor,  que sean capaces de enseñarles cómo hacerlo, para eso los apoyaron aún sin entender cómo.

Anímense a recorrer, a probar nuevos rumbos, a ser emprendedores e innovadores, sueñen y cumplan sus sueños, planteen utopías y piensen cómo hacerlas posibles. Pero, donde encuentren injusticias, no se “prendan” o se tapen los ojos, sino soluciónenlas; donde encuentren arrogancia pongan ustedes humildad, donde encuentren mentira pongan ustedes la verdad, donde haya corrupción pongan ustedes honradez, donde vean miseria, ignorancia, vida amenazada, incapacidad heredada, pongan ustedes DIGNIDAD con mayúsculas, para ello los formó la Universidad y sin esa DIGNIDAD, que es la dignidad de las personas de bien y que sirven a los demás, toda la ciencia que puedan haber recibido y aprendido, y les pido que me escuchen bien, sin esa dignidad todas las enseñanzas recibidas no sirven para nada.

Perdón por ser tan duro, pero sepan que quienes los formamos, confiamos plenamente en ustedes, y mucho más habiéndose formado en nuestra provincia, cuna del folklore, que invita a entrar en nuestra casa y compartir el pan; de la primera Catedral; de la también primera Santa Argentina que dedicó su vida a que todos conozcan a Dios y que además, fue declarada Doctora Honoris Causa de la UNSE; en donde nació la primera institución de tipo y carácter universitario y en la ciudad que es Madre de Ciudades, no podemos esperar otra cosa que egresados de excelencia, como lo son ustedes. Que Dios nos bendiga a todos y gracias por escucharme.

 

 

 

 

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