Trabajo y Sociedad
Indagaciones sobre el empleo, la cultura y las prácticas políticas en sociedades segmentadas

Nº 6, vol. V, junio- septiembre de 2003, Santiago del Estero, Argentina
ISSN 1514-6871


 

Las economías regionales argentinas y la globalización.

El caso de Santiago del Estero y la explotación del quebracho colorado.

 

 

        

                                   Raul Dargoltz[1]

Universidad Nacional de Santiago del Estero-CONICET
rauldarg@arnet.com.ar

                 

    El actual modelo económico y productivo triunfante en el mundo, que ha permitido las grandes desigualdades sociales entre los países ricos o desarrollados y los pobres o subdesarrollados se basa fundamentalmente en una constante necesidad de crecimiento cuantitativo. Y es en este crecimiento donde se encuentra la clave del beneficio y por consecuencia de la acumulación del capital y de la concentración de la riqueza de las transnacionales, que son los verdaderos amos del mundo”.

 

    El fenómeno integrador(si es válido llamarlo de esta forma) se apoya en los convenios de libre producción de las grandes corporaciones multinacionales. Ellas se adelantaron a los gobiernos y cada vez tienen una mayor participación en un mundo sin fronteras. Para dar sólo una pauta del poder alcanzado por las transnacionales digamos que las ventas realizadas por las 37.000 Empresas Transnacionales(ETS) existentes actualmente frente a las 7.000 que se registraban en 1970 colocaron productos entre sí en sus mercados domésticos por casi seis billones de dólares. Muy por encima de los cuatro billones que el mundo negoció en mercaderías y servicios durante 1992. (World Investiment report 1993,Unctad).

 

    Las ETS gastan más que los países líderes en la investigación y desarrollo de tecnologías. El gasto combinado de las diez más grandes transnacionales de los Estados Unidos, por ejemplo sobrepasa el de los gobiernos de Francia y el Reino Unido. Este poder de la ETS es uno de los rasgos distintivos de la actual situación de la economía mundial., de la denominada “globalización de los mercados”.

 

    Y en este mercado globalizado es necesario producir mucho y consumir otro tanto, pues es la única forma de mantener en funcionamiento los engranajes del sistema. Y en esa lógica del “crecimiento al máximo”se ignora totalmente las consecuencias internas(de desequilibrios económicos, sociales y políticos) y externas( de agotamiento de los recursos naturales y humanos y el impacto sobre el medio ambiente).

   

    La producción y el consumo son dos polos que se encadenan y constituyen la médula central de la acumulación y el beneficio de estos “nuevos amos del mundo” que por supuesto carecen totalmente de corazón y de sentimientos. Es ilustrativo señalar que "...desde 1900 la población del planeta ha venido aumentando hasta triplicarse con creces. La Economía se ha multiplicado por veinte. El consumo de combustibles fósiles es hoy treinta veces mayor que entonces, y ha sido cincuenta el factor de incremento de la producción industrial. Cuatro quintas partes de este incremento han ocurrido desde 1950”.

 

    Este crecimiento ha generado un denominado “Nuevo Orden Internacional”que oculta cada día mayor desigualdad económica y social y ha acentuado la condición de pobreza de casi el 70% del planeta donde viven millones de marginados que fueron arrojados de este mundo informático y de la era de la gran revolución tecnológica.

 

    Esta desigualdad se manifiesta sobretodo en la Periferia, donde queda cada vez más claro que el “subdesarrollo”no es un estadio del “desarrollo”, sino que es producto del “desarrollo del centro”. Son dos caras de la misma moneda, pues el libre mercado es un sistema que produce y reproduce desigualdad mundial. Esta supuesta “libertad de los mercados”que los países ricos imponen como política a los pobres mientras que ellos ejercen cada vez más un feroz proteccionismo, no funciona para proteger el agua, la capa de ozono, los bosques para no agudizar el efecto invernadero.

 

    Y esta economía mundial que nos imponen ha creído escapar a las leyes de la naturaleza y oculta que la riqueza del Centro es pura ilusión, pues desde la revolución industrial el modelo productivo ha estado convirtiendo “capital ecológico en capital económico”.

 

    Pero seríamos ciegos si no advertimos como este sistema económico funciona como un sistema abierto al medio ambiente, pues utiliza recursos naturales y produce desechos y es en este sentido que coincido con Daly sobre la diferencia que existe entre “CRECIMIENTO” Y “DESARROLLO”. Crecimiento sería el aumento cuantitativo a escala física, mientras que desarrollo sería la mejora cualitativa.

 

    Por ejemplo un ecosistema puede desarrollarse sin crecer y totalmente lo contrario el actual sistema económico que necesita crecer a toda costa, sin que ello implique el desarrollo de sus partes. Pareciera, en una especie de espejismo, que la economía ha podido funcionar al margen de la naturaleza. Pero ésta es frágil, sabia y finita y condicionará en un futuro (lo está haciendo ahora) el despliegue del modelo productivo.

 

    Por ahora afecta este modelo económico a la Periferia (la sequía del Sahel y de Somalía, la desaparición de los bosques tropicales y del Amazonia; la extensión del cólera en Latinoamérica facilitado por la insalubridad de las aguas; etc.), pero cada vez más los estudios que han ido apareciendo a partir de los primeros años de la década del setenta, desde Instituciones que pertenecen al propio sistema, remarcan la inviabilidad del crecimiento tal como se plantea.

 

    Los daños irreparables al entorno medio ambiental son de tal magnitud que el último informe del Club de Roma alerta acerca de que:”El tiempo se está acabando, y algunos problemas ha alcanzado ya una magnitud que impide abordarlos con éxito”.

 

    Los santiagueños somos conscientes que lamentablemente el tiempo se esta acabando y los bosques y los hombres que perdimos son irrecuperables. pero aun nos queda muchas cosas por conservar todavía.

 

Santiago del Estero y el NOA: Antecedentes históricos

 

    La historia de América Latina es la historia de la destrucción de sus recursos naturales. Desde la conquista y colonización hasta nuestros días fue la región de las venas abiertas al decir de E. Galeano.

 

    Santiago del Estero, la vieja ciudad del Barco, no escapó a este destino trágico. Su historia es la crónica de un largo proceso de empobrecimiento. De madre de ciudades, la provincia más antigua y de donde salieron las principales expediciones fundadores de la mayoría de las ciudades más importantes del país, hoy es una provincia estancada, destruida y con uno de los mayores índices de pobreza.

 

    Más aún no sólo perdió su peso económico y político, sino que también fue descapitalizándose humanamente, producido por la ero­sión inmigratoria hacia las zonas industrializadas del país, donde viven cerca de la mitad de sus hijos.

   

    El Noroeste, el Centro, Cuyo y el Litoral constituyeron las regiones que integraron la realidad económica y social vigente en el actual territorio argentino durante los siglos XVI hasta fines del siglo XVIII. No había una economía nacional por la inexisten­cia de un mercado con un intercambio considerable de ca­pitales, mano de obra y mercancías entre las distintas regiones. Existía un marcado equilibrio entre estas "economías regio­nales de subsistencia" como las denomina Aldo Ferrer, en la pri­mera etapa de iniciación de la actividad económica en nuestro te­rritorio. (1)

 

    Entre estas regiones, la del Noroeste abarcaba a las actua­les provincias de Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y Tu­cumán y fue durante toda la época colonial la de mayor importan­cia relativa dentro del territorio argentino, debido fundamentalmente a su cercanía al centro minero de Potosí. La población de la región representaba el 40% del total y tenía la mayor produc­ción, teniendo en cuenta la especialización en el rubro textil.

 

    La llamada "ropa del Tucumán", elaborada del algodón culti­vado en las provincias norteñas, sobretodo en Santiago del Este­ro, fue artículo de alto valor comercial y también motivo de lu­cro y explotación de la mano de obra indígena y fue exportada a Potosí y al Virreinato del Perú donde se necesitaba ropa de tra­bajo para la numerosa población minera.

 

    El algodón fue el oro y la plata que carecía la región y fue utilizado en un comienzo para el hilado de la ropa, para luego convertirse en un excelente factor de comercio y de inter­cambio, muy solicitado por la población, usándolo como moneda. Hasta el salario del gobernador se pagaba de esta forma.

 

    Los tejidos de algodón del Noroeste fueron los productos de intercambio comercial que dieron origen al comercio internacional argentino. El obispo Victoria, inauguró el intercambio comercial con el extranjero al enviar estos productos, por el puerto de Bue­nos Aires vía Brasil, un 2 de septiembre de 1587, fecha instituida por ese motivo como el Ida de la Industria Nacional.

   

    La región del Noroeste gozaba de relativa prosperidad y bus­caba su evolución, al igual que todo el interior, hacia formas ar­tesanales de producción vinculadas al mercado interregional.

   

    El litoral fue durante la Colonia el área más atrasada y me­nos poblada del territorio argentino. A mediados del siglo XVIII su población ascendía a sólo 50. 000 habitantes que vivían en una área marginada dentro del orden colonial.

 

    Recordemos que Buenos Aires estaba con su puerto cerrado por disposiciones virreinales gracias a las cuales se había logrado proteger a las industrias del interior contra los productos in­gleses competitivos. De allí que estas florecieran convirtiéndose en el principal fundamento económico del interior argentino.

   

    Pero la derrota sufrida por la tendencia revolucionaria mo­renista y el pase del control gubernativo a manos del grupo co­mercial porteño abrieron el puerto de Buenos Aires a un librecam­bismo que enriqueció a la "pandilla del Barranco", nombre por el que se conocía a las clases comerciales del puerto de Buenos Ai­res hábiles para todo tipo de contrabando. Por el contrario esta política aperturista iba a empobrecer al interior del país.

   

    Y entonces, diezmadas por las guerras de la independencia donde lucharon sus hijos con valor, arruinadas por las mercaderías europeas que destruyeron sus artesanías, usurpadas sus rentas por Buenos Aires, las provincias argentinas se hicieron pobres.

   

    Aparecieron los caudillos, viejos generales de la independen­cia, Pancho Ramírez, Ibarra, Felipe Varela, Bustos, Artigas, Güemes, en­tre otros que al mando de sus tropas irregulares defendieron como podían las autonomías provinciales resistiendo a la política cen­tralista ordenada desde el puerto de Buenos Aires en manos de los estancieros del Plata y los comerciantes porteños.

 

    La guerra civil fue inevitable. Era Buenos Aires y su polí­tica librecambista que creaba la "barbarie" provincial al impul­sar con esta política el separatismo.

 

    La metrópoli ya no iba a ser Buenos Aires sino Londres. El comercio porteño pasa a ser simplemente un agente comprador y ex­portador y el interior una colonia.

 

Proteccionismo y librecambio: un debate actual

 

    La máxima de Lord Gobden: Inglaterra sera el taller del mun­do y la América hispana la granja de Inglaterra se hizo realidad con la fragmentación de América Latina bajo los intereses econó­micos regionales y la ayuda del colonialismo inglés.

 

    De este modo se frustraron las posibilidades de desarrollo y el país quedó limitado a producir los productos requeridos por la industria europea. Y en el interior empobrecido, aislado totalmen­te, surgía también un patriciado local que malvendió irremediable­mente sus mejores tierras que fueron a parar en las manos de la oligarquía terrateniente y vacuna del puerto de Buenos Aires li­gada al extranjero.

 

    De esta forma las oligarquías provinciales remitían a Buenos Aires los capitales provinciales sin dejar ninguna compensación productiva.

 

    Y para esa dominación los ingleses y en menor medida sus aliados franceses y europeos, tuvieron un arma fundamental: la fa­mosa libertad de comercio. O para emplear un lenguaje moderno tan conocido, la famosa "apertura de los mercados".

   

    Como vemos no es un concepto nuevo. No hay una política "neoliberal". Es la vieja política del librecambio "hacia afuera" de sus fronteras y colonias y proteccionismo "hacia adentro".

 

    Los "hábiles industrialistas", como los llamaron Agüero, re­presentante de los comerciantes españoles y Yañiz, síndico del Ca­bildo, en el famoso debate de 1809 sobre la apertura del puerto de Buenos Aires, aliados a los ganaderos y comerciantes del puerto de Buenos Aires fueron los responsables de la destrucción de las ar­tesanías del interior.

 

    Destruidas las artesanías del interior por el triunfo de la política del puerto de Buenos Aires e incorporado el país al mo­delo agro- exportador obliga a la provincia a sobrevivir con las nuevas condiciones impuestas por las oligarquías locales y el ca­pital británico.

   

    A comienzos del siglo XIX en Santiago del Estero existieron molinos harineros, atahonas a tracción animal, que aprovechaban la excelente cosecha agrícola de la zona de regadío del Río Dulce. El trigo de Santiago del Estero se exportaba a Córdoba y a Tucumán en largas filas de carretas construidas también en la provincia aprovechando sus tupidos bosques. Esta incipiente in­dustria servía, sobretodo, para sostener una economía de subsisten­cia.

 

    En el último tercio del siglo XIX es importante destacar el intento industrialista del francés Pedro San Germes que inaugura un gran ingenio azucarero en Santiago del Estero, en el año 1879, el Contreras, al que le suceden una docena de establecimientos del mismo tipo. (2)

    Se trataba de capitales locales o cuyos titulares residían en la provincia, que importaron modernas maquinarias de Francia para moler la caña y producir la mejor azúcar del país. El ejem­plo del francés San Germes estimuló a los agricultores la planta­ción de materia prima propia en la tradicional zona de riego del Dulce(Capital, Banda y Robles). Pero la alianza o tela de araña trágica entre los capitales azucareros tucumanos, el ferrocarril inglés y posteriormente el francés, La Forestal del Chaco y la Banca E. Tornsquist que se unieron, entre otras cosas, para extraer y desarrollar la produc­ción azucarera de Tucumán terminó por arruinar la embrionaria in­dustria azucarera santiagueña.

 

    El ferrocarril de Buenos Aires y Rosario llegó directamen­te a Tucumán, corazón del azúcar, aislando los viejos pueblos de Santiago del Estero y a la capital, la madre de ciuda­des. Los ingenios azucareros santiagueños, peligrosos competidores de los tucumanos, del otro lado del Dulce, del trazado ferroviario inglés, no pudieron colocar su excelente producción y el francés San Germes, el más grande industrial de la provincia, tal como lo había nominado el pueblo, se suicida arrojándose al trapiche de su propio establecimiento.

   

    Fue el comienzo del fin de esta industria que tantas expec­tativas había generado y el meritorio intento de los industriales santiagueños de insertarse a la economía nacional a través de una de las pocas actividades agro- industriales protegidas del interior y orienta­das al mercado nacional.

 

    Los países industrializados habían ya resuelto que Santiago del Estero iba a convertirse en el principal proveedor de las ma­deras duras para el trazado ferroviario y para los postes que iban a alambrar las grandes estancias de la pampa húmeda, proveedoras de la carne y los cereales que el mer­cado europeo necesitaba.

 

    La mesopotamia santiagueña, enmarcada por los ríos Dulce y Salado, base territorial tradicional del poblamiento y de la eco­nomía provincial, constituida por las tierras del regadío del cen­tro oeste, zona donde se erigieron los modernos establecimientos azucareros, ya no se­ría el escenario del principal factor dinamizador y de articula­ción con el sistema agro- exportador.

 

    Por el contrario una región totalmente desconocida, ignorada del territorio provincial, el Chaco santiagueño, lugar al que sólo osaba ingresar el indígena, y el mielero, sería la elegida para que Santiago del Estero cumpliera un rol decisivo y muchas veces ol­vidado, en la economía nacional. Allí estaba el "bosque sin fin", interminable, donde reinaba majestuoso el quebracho colorado, el príncipe de las especies, cuya madera era inalterable a la acción del fuego y a la humedad.

 

    Y fue entonces que comenzó casi de imprevisto, la gran devas­tación forestal de casi 11.000.000 de Hectáreas forestales, de los mejores quebrachales del mundo, dando nacimiento a una mal llamada "industria forestal" que tuvo su auge en la primera mitad del siglo XX.(3)

 

    Durante un largo período esta actividad forestal se consti­tuye en el principal sostén de la economía provincial. Los ferro­carriles ingleses y franceses realizan sus trazados ferrovia­rios, sobretodo para llegar al corazón del azúcar de Tucumán y ex­traer la madera de los bosques santiagueños y van surgiendo cen­tros urbanos donde se concentra la abundante mano de obra que esa actividad extractiva necesitaba.

 

    Fue en ese período que se forjó una ecuación fundamental con verdaderos vasos comunicantes de muy difícil separación: El ferro­carril la explotación forestal, la formación de los grandes la­tifundios. Ninguna de estas partes hubiera podido existir indepen­dientemente sin las otras. Comenzó entonces la gran privatización y entrega de las tierras pú­blicas de la provincia de Santiago del Estero, ya que las mayores reservas forestales se ubicaban en tierras fiscales del este y noroeste de la provincia, hasta ese momento desocupadas. y que fueron vendidas a entregadas a vil precio. (Departamentos More­no, Ibarra, Copo, Taboada y Figueroa).

 

    Los gobiernos provinciales que se sucedieron a partir de 1898 cambiaron la ECOLOGIA por la ECONOMIA. La supuesta riqueza presente por la pobreza futura.

   

    Remarcaba Irigoyen. en oportunidad de una de estas ventas fiscales:. . . "la riqueza de la tierra como la del subsuelo mineral de la República no puede ni debe ser objeto de otras explotaciones que la de la Nación misma. . . ". . . . "la riqueza forestal, fuente de vida, de recursos y de trabajo, debe ser contem­plada como uno de los grandes beneficios de la Provincia otorga­dos al suelo argentino, y en consecuencia su resguardo y su utili­zación no pueden hacerse sino en beneficio del pueblo y de acuerdo a planes científicamente meditados. . ." (Del Mazo, 1930). Que lastima que el pensamiento rector de don Hipólito Irigo­yen no haya sido tenido en cuenta en materia de venta de las tie­rras públicas que aún continúa imperturbablemente.

 

    Las promesas de buenos salarios y condiciones de vida digna, los "ríos de dinero" que iba a traer aparejada la explota­ción forestal atrae a los grupos migratorios de toda la provincia y también de fuera de ella que abandonaron sus pertenencias y su hábitat natural para incorporarse al obraje y a una continua trashumancia. Fue la destrucción del hombre igual que la del medio ambiente. El viejo obraje textil de la época colo­nial, instrumentado alrededor de la mano de obra servil de los in­dígenas, pasa a convertirse en el nuevo obraje forestal que se establece sobre la base del trabajo semi feudal, casi esclavo, de los hacheros y su grupo familiar.

    El genocidio de los indígenas se convierte en el genocidio de los hacheros. Esta explotación en los obrajes llevó a don Amalio Olmos Castro, a comparar a los hacheros con los esclavos de los algodonales del sur de los Estados Unidos reflejados magistralmente en la Cabaña del Tío Tom. Este preclaro director de Trabajo de la provincia llamó a esta explotación que nos debería avergonzar a todos “la esclavitud blanca” del obraje.(4)

 

    Debemos rescatar en esa larga noche de casi cien años y que aún continúa dos intentos fundamentales para industrializar la madera del bosque santiagueño, y que nos interesa remarcar: l)La Instalación de las Fábricas de Tanino y 2) Los Distritos Forestales.

 

Los enclaves Forestales

 

Hemos visto anteriormente como la  provincia de Santiago del Estero, desde la época colonial, estuvo integrada al sector económico dominante. La producción de la pampa húmeda otorgó a la Argentina la imagen de una gran homogeneidad interna y de esta forma se identificó a la región pampeana con el espacio nacional, así como la de sus terratenientes con la burguesía del país.

Por cierto que en el país, desde la colonia misma, existía una gran diversidad regional, inclusive señalamos en este trabajo la gran importancia histórica y socio- económica de la región del Noroeste.

Al identificarse a la región pampeana con el resto del país, las regiones carecieron de pasado, de historia, de economía y por cierto que otras formas de producción pasaron a ser totalmente dependientes de la pampa húmeda.

“Una historia regional será verdaderamente nacional en la medida que no se limite a una crónica de sucesos locales y aprehenda la conexión que ellos tienen con los sucesos nacionales, y cuando fuere necesario con los que operan en el ámbito continental y mundial” dice con razón Armando Raúl Bazán. (5)

Al comenzar a hablar de los obrajes es muy importante consignar como antecedente la aparición del obraje textil como una variante del sistema de encomienda. Y este último era una forma productiva del territorio conquistado que seguía al de la ocupación militar.

La encomienda era una forma de recompensa o tributo que se le otorgaba al conquistador, comprometiéndose este último a convertir al cristianismo a los indígenas encomendados. El tributo adquirió las formas de trabajo forzado para producir los bienes para el encomendero.

Las primeras encomiendas tenían como base dos antiguos pueblos de indios: Manogasta en Silípica y Soconcho en Atamisqui. En ellos se producían en el año 1585 ropa, lienzos, calcetas y otras telas de algodón, cinchas y aparejos, trigo y maíz.

El obraje textil se constituyó en verdaderas fábricas de tejido ubicadas en “lugares sombríos, techados con ramas, cercados de muros y adobes y donde fueron encerrados los indias e indias de los encomenderos...”[2]

Al respecto es importante consignar la distinción hecha por la historiografía entre formas de desarrollo localmente administradas, como la estancia pampeana, y formas de tipo enclave, aplicable a los obrajes forestales y a las fábricas de tanino del Chaco santiagueño y santafecino. Por supuesto que la historia moderna y contemporánea nos señala muy interesantes ejemplos de enclaves, tanto agrarios- plantaciones- como mineros, industriales y comerciales.

El origen de los enclaves forestales santiagueños lo encontramos en el gran remate de más de tres millones ochocientas mil hectáreas de bosques fiscales realizadas entre los años 1898-1904 por el gobierno de don Adolfo Ruiz. Se vendieron estas tierras desconocidas e inhóspitas, ubicadas en los departamentos 28 de Marzo (Gral Taboada), Moreno, Copo y Figueroa  pobladas por quebrachales, únicos en el mundo, al precio vil de 023, ctvs. la hectárea, cuándo el precio del durmiente que pagaba el ferrocarril era de 1,48. De esta forma se formaron los grandes latifundios forestales.(6)

 Los bosques santiagueños fueron comprados por “ El Sindicato de Capitalistas Para la Adquisición de las tierras de Santiago del Estero”, sociedad formada en el puerto de Buenos Aires integrada por las principales familias de la oligarquía porteña,  y dónde podemos apreciar apellidos notables, como Zuberbuhller, Santamarina, Lloveras, Rufino, etc.

Y a partir de allí, de la formación de los grandes latifundios, los enclaves forestales, fue que comenzó la gran devastación forestal en la provincia.

Y para ello debía consolidarse una gran red de vasos comunicantes, una verdadera tela de araña, que se relacionaban de una manera muy estrecha: la oligarquía porteña, los ferrocarriles ingleses y franceses, la oligarquía azucarera tucumana y posteriormente la Forestal del Chaco, que se apropiaron y distribuyeron la tierra pública y también el trazado y distribución de la red ferroviaria y por cierto el desempeño económico de toda la región, con especial vinculación con el funcionamiento de la economía pampeana.

Esta red de intereses condenaron a Santiago del Estero a convertirse en la productora de los durmientes para el ferrocarril, el combustible para sus locomotoras y los postes para el alambrado de las grandes estancias de la pampa húmeda. Una de las razones fundamentales fue que el quebracho colorado santiagueño tiene menor contenido de tanino que los quebrachales colorados de la zona del chaco santafecino, chaqueño y paraguayo.

Es por eso que recién en la década del 40 se construyeron las dos grandes y únicas fábricas de tanino, también importantes enclaves, en el territorio provincial: Weisburd en el Departamento Mariano Moreno y la Cotan S.A.(Compañía Taninera) en Monte Quemado –Copo.

Es decir que del análisis y revisión de este proceso formativo, tan vinculado al funcionamiento de la economía pampeana, surgen nítidamente la existencia de estructuras económicas que divergieron notablemente con las del capitalismo agrario pampeano.

Una peculiaridad notable es la ubicación de estos establecimientos productivos en una región geográfica alejada de la sede de las decisiones administrativas y políticas.

Esta denominación enclave tiene un doble significado que es muy importante destacar:

En primer lugar se trataba de núcleos de actividad económica controlados de una manera directa desde afuera del país.

Un ejemplo característico lo tenemos con la célebre La Forestal del Chaco, que monopolizó la fabricación y el comercio del tanino en el país. En este caso sus accionistas, su directorio, su sede central, residían en Londres. Al exterior, a Inglaterra, se remitían las utilidades a distribuir de esta empresa monopolista.

Otra de las peculiaridades importantes de esta empresa era que tenía pocas vinculaciones con los eslabonamientos regionales, ya que las máquinas de sus ingenios, los ferrocarriles, los puertos, etc., provenían del exterior. Inclusive la harina y los productos de alimentación eran de otras regiones; sólo podemos consignar al combustible(leña y carbón) y algunas veces la carne(como el caso de las empresas tanineras santafecinas) que eran de la propia región.

La producción taninera se exportaba en el 90% para el exterior lo que señala bien claramente cuál era la orientación. Este enclave, era una especie de extensión de la economía y de la soberanía de los países centrales.

En segundo lugar el término enclave también determina un aislamiento físico, o geográfico, determinado originalmente por condiciones sociales, naturales e institucionales. Como la presencia del bosque, la selva y la incertidumbre sobre las condiciones legales e institucionales.

Por ejemplo, el gran latifundio de Quebrachales Tintina Sociedad Anónima de los Tornquist, tenía en territorio santiagueño más de 600.000 hectáreas. En campos de su propiedad se fundaron las estaciones de ferrocarril de Vilelas, Puna, Quimilí, Girardet, Roversi, Lilo Viejo, Alhuampa, etc.

Enormes obrajes dónde trabajaban más de cinco mil hacheros y dónde la civilización de la ley y la justicia no llegó sino hasta mediados del siglo XX.

Y también en los enclaves forestales destacamos las características especiales del hachero y del trabajador forestal.

En el caso de los hacheros su nomadismo. La obligada trashumancia del obraje, con poblaciones efímeras, pueblos fantasmas, construidos a la vera de las estaciones ferroviarias y destruidos con la devastación del bosque. Un nomadismo que los obligaba a trasladarse con sus familias siguiendo al obraje una vez terminado el bosque del lugar asignado. Pero este traslado era sólo en el interior de los enormes latifundios, verdaderos feudos medievales que  solo se podía escapar con la muerte.

La difusión generalizada del pago con especies, con vales o notas de créditos, que se podían canjear solamente en las proveedurías del obraje, al igual que la ausencia total del control del estado ya que el comisario y los jueces de paz eran pagados por la Compañía, contribuía a una coacción generalizada y por supuesto a este aislamiento.

Recién con el gobierno radical de Santiago Maradona(1928-1930), se reglamentaron las leyes nacionales que, pese al tiempo transcurrido desde la promulgación de las mismas, carecían de aplicación en la provincia. Como la ley 9688 de accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales; La Ley 11.723 sobre el Trabajo de las Mujeres y de los Menores, etc.

También se sentaron las bases para el estricto cumplimiento de las leyes obreras al crearse el Departamento Provincial del Trabajo.

Y para poner fin a los continuos abusos que se vivían en los obrajes, donde no era extraño ver a los jueces de paz dirigiendo las tareas del aserradero o a los comisarios vendiendo mercaderías en las proveedurías, el Ministro de Gobierno de Maradona, don Julio Olivera, dictó el 9 de julio de 1928, una resolución ministerial ejemplificadora, que como bien dice Luis Alén Lascano debería destacarse con letras de oro: “.....Prevenir a los empleados policiales que serían exonerados si detienen o molestan a los señores trabajadores, por deudas contraídas con los señores patrones o por otras causas que no estén especificados en el Código de Policía...”

Lamentablemente estas continuas violaciones a las leyes laborales y sociales perduran en la actualidad por este aislamiento que aún se mantiene.

Las fábricas de tanino santiagueñas, y posteriormente, los distritos forestales cambiaron este “hábito” obligado al crearse pueblos estables, con luz eléctrica, agua corriente y hasta escuelas y hospitales.

En Santiago del Estero, desde la explotación forestal intensiva de comienzos del siglo XX hasta la década del 40 y luego con las fábricas de tanino, que también abarcaron a los obrajes, fueron los núcleos típicos de una producción organizada en la forma de enclave forestal.

 

Ambos tienen una enorme importancia, porque fueron los esfuerzos más serios y reales, sobretodo el último, de terminar con un sistema de destrucción irracional de nuestra ecología y medio am­biente, cambiando el destino histórico del bosque santiagueño y por las posibilidades presentes que este recurso natural aún posee para la provincia. Pasaremos a describirlos sintéticamente.

 

 

La industria del tanino en Santiago del Estero.

 

    El descubrimiento del tanino extraído del quebracho dio co­mienzos a partir del año 1880 con la exportación de los rollizos del quebracho argentino a las fábricas ubicadas en El Havre y Hamburgo(Alemania). Hasta esa fecha se extraía en Europa del nogal ,roble o el castaño pero la el quebracho tenía la enorme posibilidad de utilizar prácticamente todo el árbol , que lo hacía sumamente atractivo económicamente y abaratando la producción y utilización del cuero.(7)

 

    Pero fue en el año 1890 cuando se inaugura la primera fabri­ca de extracto de quebracho (tanino) en el país, en Pehuajo, Corrientes, industrializando la materia prima en el lugar de origen. Una razón fitogeográfica iba a influenciar en el destino del quebracho colorado santiagueño con una proporción de tanino inferior al que existía en los quebrachos colorados de la región de Santa Fé, el Chaco, Formosa y el Chaco- Paraguayo. De allí que el quebracho santiagueño fue "reservado" para los durmientes y el combustible del ferrocarril y de las otras industrias y para le­vantar los postes de las estancias de la pampa húmeda.

 

    Ese fue el motivo principal que la Forestal del Chaco, y sus empresas adláteres, establecieron todas las fábricas de tanino en la región chaqueña- santafecina- paraguaya, constituyendo un gran emporio que monopolizó la fabricación y exportación del tanino en nuestro país y controló todo el comercio mundial durante más de ochenta años.

    ­El extracto sólido del quebracho salió del país por miles de toneladas a un ritmo de exportación continuo hasta el año 1963, en que la Forestal prácticamente extinguido el quebracho colorado y descubierta las propiedades similares de la mimosa, original del Africa, decidió levantar sus instalaciones. Pueblos enteros, vías férreas, puertos, viviendas, etc. fueron abandonadas y dinamitadas por la Forestal Del Chaco, para evitar que la población del lugar se quedara en las instalaciones.(8)

 

    Debemos hacer notar que en la década del 40, durante la gue­rra mundial, como consecuencia del proceso de extinción de los quebrachales santafecinos y pese al menor rendimiento del quebra­cho santiagueño, se produce una expansión en procura del tanino del quebracho santiagueño que pasaba a ser rentable. Inclusive, se advierte como consecuencia de esta demanda, un aumento de la población rural del área forestal, que en esa fecha alcanzo a representar el 20% de la población rural de toda la provincia. Esta situación es importante teniendo en cuenta la elevada emigración de las provincias del norte hacia la zona me­tropolitana de Buenos Aires.

 

    En ese período se instalan dos fábricas de tanino en el te­rritorio santiagueño. Una en la localidad de Weisburd, Departamen­to Mariano Moreno y la otra en Monte Quemado en el Departamento Copo, en el límite con Salta. Ambas fábricas dieron prácticamente vida a los pueblos de Weisburd, (dpto. M. Moreno) y a Monte Quemado en el departamento Copo al dotarlos de viviendas de material, agua co­rriente, luz eléctrica, hospitales, salarios dignos para los obre­ros, cine, etc. que contrastaban notablemente con los pueblos forestales existentes hasta entonces.

 

    Lamentablemente, en un final que nos recuerda al ingenio azu­carero del francés San Germes, tanto la Empresa Weisburd y Cía. como la Cotan(Compañía Taninera) de Monte Quemado no pueden colocar la excelente pro­ducción de sus fábricas en el mercado mundial controlado por la Forestal y se ven obligadas a cerrar las fábricas y vender las maquinarias como hierro viejo. Las ruinas silenciosas, todavía imponentes, de estas dos grandes fábricas de la Provincia de Santiago del Estero se en­cuentran en los mencionados pueblos y son verdaderos símbolos de los intentos vanos de industrialización del monte santiagueño.(9)

 

 

Los distritos forestales: Una esperanza

 

    De la Facultad de Ingeniería Forestal creada en el año 1958 en la provincia más castigada por la depredación forestal, fueron saliendo las bases fundamentales para la constitución mediante Ley 3275 del IFIA( Instituto Forestal de Industrialización y Administración), que tuvo por objetivos el fomento de la tecnificación y el mejoramiento de la economía forestal.

 

    Y de este Instituto salieron los estudios y las bases de los denominados Distritos Forestales. Los Tigres, los Pirpintos, El Caburé fueron pueblos dotados de centros cívicos, casas de material confortable, agua potable, infraestructura vial y sanitaria y sobretodo de una moderna tecnología, que aún se conserva en partes, para la fabricación de parquee, muebles, paneles de madera, etc., utilizando las maderas de los bosques santiagueños.

 

    Si aún resuenan las palabras del ingeniero Néstor R. Ledesma, artífice del IFIA y uno de los fundadores de la Facultad de Ingeniería forestal: “Nunca más los pueblos nómades. Nunca más los vales ni las proveedurías. Nunca mas la explotación del hombre por el hombre más inicua e irracional que se conoce en la historia de la humanidad. Viviendas dignas, salarios dignos. Atención y Salud adecuadas”.

 

    Y los Distritos Forestales se convirtieron en una nueva esperanza para terminar para siempre con el drama del obraje, de la depredación irracional del medio ambiente y del hombre, y de convertir a la provincia de Santiago del Estero en un verdadero polo industrial utilizando sus recursos naturales depredados salvajemente.

 

    Estos Distritos Forestales, posteriormente convertidos en cooperativas, habían logrado realizar en el período 1979/1981 mas de 120.000 toneladas de madera. Una cifra muy significativa y que las convertía en grandes empresas industriales. Mas de quinientas familias vivían en torno de estas cooperativas forestales, engrandecidas y fortificadas por la participación de las mismas en los planes de construcción de viviendas en la provincia del FONAVI (Fondo Nacional de la Vivienda.)(10)

 

    En este crecimiento de las Cooperativas Forestales tuvo mucho que ver la acción del ex-Gobernador de la provincia de la Revolución Argentina, Gral. Cesar F. Ochoa que facultó al Instituto de Vivienda y Urbanismo de la Provincia a contratar directamente con las cooperativas, sin licitación alguna, la carpintería de las obras públicas y numeroso mobiliario para las escuelas provinciales. Además por su excelente producción las cooperativas estaban en condiciones de competir en el mercado nacional e internacional.

 

    No únicamente se lograba en las cooperativas forestales una utilización industrial del bosque, sino también existían planes de reforestación y de protección de nuestra naturaleza.

 

    Es fácil advertir los perjuicios de las empresas constructoras, contratistas del Estado, como consecuencia de esta competencia de las cooperativas forestales que no únicamente habían abaratado los costos, sino que estaban en condiciones de copar el mercado con viviendas prefabricadas construidas totalmente de madera. Los Grupos Económicos Provinciales(GEP), estructurados sobretodo alrededor de las Empresas constructoras monopolizaron en las provincias el gran negocio de las obras públicas(viviendas, caminos, canales de riego, etc.) constituyéndose en verdaderos poderes dentro de los Estados Provinciales, con una gran influencia económica y social.

 

    Solamente en el período 1980-1994, se construyeron en Santiago del Estero 16.500 viviendas, con ganancias aproximadas de unos siete millones de dólares anuales para estos GEP. De allí que los denominados “hombres de paja” de las Empresas Constructoras ubicados en los poderosos Ministerios de Economía y Obras Públicas, advirtiendo esta competencia “desleal” de la cooperativas forestales urdieron una trama o confabulación contra el bosque santiagueño a través de una feroz campaña de desprestigio contra ellas y contra las propiedades de las maderas santiagueñas para la carpintería de obra.

 

    Carlos Jensen Viano, sucesor civil del General Ochoa, en sorprendentes declaraciones “destapó la olla” y anunciaba, que conforme a los informes de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, muy controvertido por cierto, ”la madera de quebracho no servía o no se había demostrado que era apta para ser utilizada en carpintería de precisión”.

 

    Fueron inútiles las voces esclarecidas que se alzaron para defender nuestros bosques. Como el caso de científicos de valía internacional como Casimiro Uhrin, experto alemán y profesor de Universidades del país y del extranjero. Fue el comienzo del fin de las cooperativas forestales luego atacadas por sus reales desórdenes, aunque exagerados, administrativos.

   

    La provincia madre de ciudades, a mediados del ochenta, retornaba bajando la cabeza a la vieja política de destrucción forestal sin control alguno. Las cooperativas forestales aún existen en el corazón del bosque santiagueño. Sus modernas maquinarias casi abandonadas, ,son utilizadas para fabricar ataúdes, y los pobladores de los ex-Distritos Forestales y de toda la región del norte santiagueño esperan la instrumentación de nuevos planes que los saquen del atraso y de la miseria. Mientras tanto, como una gran sombra el mal de Chagas, el gran flagelo provincial, anida con forma de vinchuca en los ranchos. Uno de cada cuatro santiagueños padece de este mal endémico. Las viviendas de madera, para erradicar los ranchos, aún esperan su realización.

 

Algunas propuestas:

   

Los recientes datos referidos al aumento del desempleo,  de la pobreza,  de los hogares con necesidades básicas insatisfechas,   las manifestaciones de protestas de los diversos sectores,  son explicados por el gobierno y algunos economistas oficiales como el costo de la reconversión y del ajuste necesario en la economía nacional que ha tenido un gran crecimiento en los últimos años.

 

    Una economía nacional que como hemos visto anteriormente obliga a privilegiar,  dada la apertura de los mercados,  la provi­sión del exterior de los insumos de la producción.-   Esto ha traí­do aparejado un olvido de las regiones del país que podrían ha­cerlo.

   

    Las economías regionales no pueden quedar expuestas al libre juego del mercado,  que por otra parte,  como hemos visto,   no ex­iste y nunca existió.

 

    Es de fundamental importancia,  y la única forma de parar los estallidos sociales,  fomentar un programa de desarrollo de las economías regionales,  la gran ausente del debate nacional.

 

    Para ello el Estado Nacional deberá invertir los fondos ne­cesarios,  y si es necesario(evidentemente lo es) renegociando el pago de los intereses de la deuda externa,  tal como lo han venido pregonando recientemente algunos obispos y el propio Papa al ca­lificarla de "injusta e inmoral".

 

    El gobierno nacional debe asistir,  con créditos subsidiados a la destruída actividad primaria de las provincias implementando sistemas de comercialización  que impidan el despojo al produc­tor.

  

    Es muy importante la radicación de las agro- industrias en los mismos lugares de producción de las materias primas,  aumen­tando el valor agregado de las mismas.-   La búsqueda en el mercado internacional y en el Mercosur de colocación de los productos re­gionales, etc. 

 

    Estas y otras medidas son fundamentales para salvar a las economías regionales y a las provincias rezagadas,  "inviables",    o en vías de franca extinción.

 

    

Notas:

 

 

 

1)             Ferrer, Aldo: “Manual de Economia Argentina”,

2)             Dargoltz, Raúl Eduardo: “Hacha y Quebracho. Historia Ecológica y Social de Santiago del Estero.”, cuarta edición corregida y aumentada, Santiago del Estero, 1998, Ediciones Conciencia y Nacional.

3)             Ibid.

4)             Olmos Castro, Amalio: “El trabajo”, Santiago del Estero, 1942.

5)             Bazan, Armando Raúl, “ El Noroeste y la Argentina Contemporánea”( 1953-1992), Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1992.

6)             Dargoltz, Raul E.: “ La Alianza Anglo Porteña. Historia de la destrucción de una provincia”, Ediciones del Mar Dulce, Buenos Aires, 1983.

7)             Ibid.

8)             Ibid.

9)             Dargoltz, Raul: “Hacha y Quebracho. La Confabulación contra el bosque Santiagueño”, Ediciones El Liberal, Santiago del Estero, 1988.

10)          Dargoltz Raul, "Santiago del Estero. El Drama de Una Provin­cia", op.cit..



[1] El autor es Magister de Estudios Sociales Para América Latina. Profesor de Historia Social Regional de la Univ. Nacional de Santiago del Estero e investigador del Conicet.

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