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MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

A 42 años del último gobierno de facto instaurado en la República Argentina, la comunidad universitaria se congregó en el patio de la Sede Central UNSE para poner en ejercicio la memoria colectiva y reivindicar la lucha por los Derechos Humanos en el país.

Ceremonia

Como cada 24 de marzo, los argentinos no recordamos una efeméride más, sino un hecho que marcó una parte trágica de nuestra historia. De 1976 a 1983 los militares instalaron un gobierno de facto que violó en repetidas oportunidades los derechos y libertades de la sociedad civil.

En este sentido, la Secretaría de Extensión Universitaria organizó un acto con el objetivo de reflexionar en torno a esta jornada de duelo y homenaje a las víctimas de la última dictadura militar en Argentina; una fecha dispuesta por ley como el “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia”.

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Mensaje

En esta búsqueda incansable de la verdad y la justicia, la memoria se convierte en una herramienta sólida para alumbrar los oscuros momentos de la noche dictatorial que entristeció a nuestro país. Asimismo, para referirse a esta fecha la docente de la Licenciatura en Enfermería e investigadora de nuestra universidad, la Dra. Ana María Domínguez, compartió su discurso con los presentes.

La Dra. Domínguez, expuso sus palabras intercaladas con un poema de su autoría escrito en los años noventa:  

“Veinte años arrasaron todo, no queda un soñador peleando la injusticia, de los muertos, no se sabe si murieron; de los vivos, se sabe que callaron… años de silencio anudados al espanto.

Construir la memoria plantea el desafío de vencer obstáculos, algunos están dentro de cada uno de nosotros y otros vienen impuestos desde afuera a una sociedad que otra vez elige ver la realidad que le impone el poder, a través de la construcción de sentido de los monopolios comunicacionales _´Si no es con vos, no te metas’_ decían en ese entonces; _´los Derechos Humanos defienden a los delincuentes’_, dicen ahora.

Parecía que la democracia había vuelto para quedarse, para hacernos crecer en derechos, para traer mejores aires, pero 42 años después aún hay muros que derribar para recuperar aquella memoria.

El desafío de comunicarnos presenta obstáculos porque la palabra y los gestos brotan en diferentes sentidos. Se construyeron etiquetas y se siembra el miedo y desconfianza entre nosotr@s, _’si no piensas como yo, entonces no te escucho, desconfío, levanto un muro, no me interesa lo que me dices’_.

Pero uno no escapa a la intersubjetividad, no se puede evitar el horror cuando se lee o se escucha opiniones de personas que justifican el terrorismo de Estado o cuando afirman que no eran 30.000, como si pensar que si fueron solo 1.000 el crimen es menor.

Aquí pasó un genocidio, que significa que el Estado, que es quien debe proteger a sus ciudadanos, se volvió delincuente, asaltaba las casas, se llevaba personas, las torturaba, se quedaban con sus bienes, se quedaban con los hijos, robaban su identidad.

Sin embargo ni familiares ni ex presos políticos jamás buscaron justicia por mano propia, su compromiso fue la memoria, la verdad y la justicia, que parecía que había llegado después de una larga espera, paro ahora asistimos azorados a una marcha atrás en la ejecución de las sentencias, cuando se pretende liberar a genocidas, aquellos que jamás, en estos 42 años, se arrepintieron de lo hecho, jamás pidieron perdón, por el contrario, reivindican su accionar señalando como el enemigo, a sus propios compatriotas. Por ello no perdonamos, no nos reconciliamos, no pedimos ni secuestros ni torturas, ni muerte para ellos; sí exigimos cárcel común perpetua y efectiva a los genocidas y a sus cómplices.

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Tus pies están sangrando, Argentina, en la basura removida por los niños, en las paredes de harapos, en la violencia del hambre que estalla hasta las calles de los débiles, para cerrar sus puertas cada vez más estrechas, a sus sueños que jamás se cumplen (decía yo misma en los ‘90).

Hoy nuestra población está segmentad. En términos de acceso a los servicios, aparecen nuevas personas en marginalidad y miseria extrema. Hay un descenso de la calidad de vida que alcanza a tod@s, el sistema empuja hacia un individualismo que genera un deterioro de las relaciones sociales y un obstáculo para la construcción de una ciudadanía abierta, participativa y responsable.

Todo esto provoca un deterioro del sistema político en todos sus niveles y una mayor vulnerabilidad de los más pobre en términos sanitarios, educativos y de empleo. Yo conocí y conozco a personas que pensaban en los humildes y tomaron la decisión de solidarizarse con ellos, luchar por ellos, porque no se sentían libres mientras sus semejantes estaban privados de la libertad de comer, de la libertad de educarse, de la libertad de trabajar; nuestros desaparecidos fueron personas perseguidas por pensar distinto, por sus ideas, por querer un mundo más justo.    

Y vuelvo a mi poema…se apagan las candelas, apenas sostenidas por viejos sueños en envejecidos jóvenes. Pobre Argentina sin patriotas, sin las enceguecidas amantes de entonces que se ahogaron en tus páginas oscuras.

El presente enfrenta desafíos para toda la sociedad que asiste a un cambio de época y está utilizando distintas formas de organización para la defensa de sus derechos. Tal vez muchos han olvidado el significado de vivir sin libertades republicanas, de vivir en una sociedad que desprecia la vida y que obliga a muchas personas al exilio interno o externo. La familia de Santiago Maldonado lo sabe, la familia de Rafael Nahuel lo sabe, la familia de Facundo Ferreira lo sabe, Milagro Sala lo sabe y es este dolor actual que une los tiempos en un solo espacio, en este momento donde los medios ocultan y distorsionan igual que ayer, cuando ocultaron un genocidio, cuando nos dejaron solos, cuando lo vecinos se cruzaban de calle para no saludarnos, porque los convencieron que no éramos inocentes.

Por eso estamos aquí para evocar la memoria, donde todos fuimos víctimas de un saqueo de nuestros derechos, los desaparecidos, los presos políticos, pero también el que perdió el trabajo por el cierre del ferrocarril, el que se alejó de su familia por miedo, las familias que se separaron por cuestiones económicas y toda la comunidad, porque nos privaron de aquella gente que se jugó la vida, por el acceso a la salud, a la educación, al trabajo por amor a la patria.

Sin embargo sigo creyendo que aún es posible pensar otro país, otra provincia. Seguimos apostando en nuestra universidad a estos espacios de reflexión sobre la memoria, la verdad y la justicia. Seguimos apostando a la educación pública y a una sociedad más justa e inclusiva.

En memoria de los 31.000 compañeros desaparecidos. PRESENTE… AHORA Y SIEMPRE”.   

Escuchá el discurso completo:

IMG_3548.JPGParticiparon de este acto autoridades y secretarios de Rectorado y de cada una de las Unidades Académicas, personal Docente y Nodocente, estudiantes y demás público invitado.  

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